El collage, más allá de ser una técnica artística, es pensamiento en si misma. Es pensamiento, proceso y finalidad al mismo tiempo. Es un puente que nos permite conectar y experimentar con objetos e imágenes ya existentes, que podrían parecer ajenas o extrañas a nosotros, para re-significarlas y apropiarlas. El collage nos permite encontrarnos a nosotros mismo en trazos y fragmentos de otros. A través de la técnica de dibujo, intervención, corte y pegado, se pone en cuestión la realidad de un país en constante contradicción.
Este es un ejercicio sobre la lastimosa, pero indispensable ironía que la arquitectura caraqueña exhibe. Se hace uso de la palabra indispensable ya que la ironía en la arquitectura es una herramienta que nos permite visualizar un diálogo entre el pasado y el presente de nuestra historia, estableciendo esta arquitectura como recordatorios físicos que nos permiten enfrentar las falsas promesas y el profundo deterioro del país. Es una mirada atrás, como migrante y una vez habitante, y una mirada al futuro, cómo venezolano, de lo que la arquitectura nos revela.